El fenómeno del Niño es un calentamiento excepcional de las aguas del Pacífico que afecta principalmente el Sudeste Asiático, Australia y Sudamérica. Se trata de un fenómeno climático producto de la interacción de la hidrosfera y atmósfera que causa serios desequilibrios. Debido al calentamiento del agua, que puede elevarse hasta en 4°C por encima de lo normal, se produce el efecto invernadero que ocasiona un fuerte aumento de calor en el ambiente.

Asimismo, para este trimestre (octubre-diciembre 2023) el Senamhi indica que existe una mayor probabilidad de temperaturas superiores a lo normal durante este periodo (Tabla 1).

En este sentido, la producción avícola se verá afectada debido a las altas temperaturas que se originan, ocasionando un gran impacto en las aves por golpes de calor. Se debe tener en cuenta que, debido a la ausencia de glándulas sudoríparas en su cuerpo emplumado, a su grasa natural y a su alta temperatura corporal (40.1°C a 41.6°C) las aves van a ser más susceptibles al calor.

Las aves tienen recursos corporales muy limitados para dar respuesta a los cambios de temperatura. Por lo que, al producirse cualquier aumento en la temperatura de su organismo, estas van a redistribuir sus recursos corporales como energía y proteínas con el fin de normalizarla.

Si bien las aves poseen una capacidad de termorregulación que les permite mantener la temperatura corporal en equilibrio por mecanismos básicos como la radiación, convección y conducción; al elevarse demasiado, el organismo del ave no es capaz de regularla produciéndose el estrés térmico o por calor.

En el estrés térmico, el ave también recurre a la perdida de calor por evaporación, donde utiliza el jadeo para intentar regular su temperatura. En este fenómeno las aves abren el pico para aumentar su frecuencia respiratoria y lograr el enfriamiento del tracto respiratorio. Sin embargo, este mecanismo lleva a un insuficiente intercambio gaseoso, por lo que no se logra eliminar adecuadamente el CO2, aumentando su concentración y elevando el pH en la sangre, volviéndola alcalina. Para mantener el pH sanguíneo normal, las aves excretarán más cantidad de iones de bicarbonato y retendrán iones de hidrógeno del riñón. Es así como, la elevada cantidad de estos iones alteraran el equilibrio ácido-base, lo que conducirá a una alcalosis respiratoria y acidosis metabólica, afectando los parámetros productivos.

Asimismo, disminuye su movimiento y su consumo de alimento, dándole prioridad a bajar su temperatura corporal. Igualmente, aumentan su consumo de agua para refrescarse y compensar las pérdidas de agua producidas durante el jadeo. Como consecuencia se producirá una baja en el rendimiento productivo ocasionando una caída de la producción, disminución en la calidad de carne y aumento de la tasa de mortalidad.

Otra consecuencia importante que se genera con el estrés por calor es la alteración de la integridad intestinal. La permeabilidad intestinal se ve dañada por la alteración de las proteínas de las uniones estrechas de las células epiteliales intestinales. Asimismo, provoca alteraciones morfológicas del epitelio intestinal afectando la altura y ancho de las vellosidades, así como la profundidad de la cripta, reduciendo la superficie de absorción de nutrientes. También, produce un desequilibrio en la microbiota intestinal provocando disbiosis, lo que aumenta el riesgo de translocación bacteriana del lumen intestinal al torrente sanguíneo.

Para controlar todos estos daños que produce el estrés por calor es importante restaurar la pérdida de electrolitos y minerales, mantener el equilibrio acido-base y restablecer la microbiota intestinal. Es así como, se deben implementar diferentes medidas de prevención, principalmente de manejo y nutricionales. En el caso de las de manejo, se busca modificar su microclima para que las aves se encuentren más confortables por lo que hay que tener en cuenta la ventilación, la disponibilidad del agua, la densidad de las aves, entre otras.

En lo referente a las medidas nutricionales que se usan, tenemos la restricción del alimento durante las horas más calurosas del día, sin embargo, esto puede ocasionar una disminución en la tasa de crecimiento de las aves. Otra medida para controlar el calor corporal del ave es adicionando mayor cantidad de grasas a las dietas en lugar de carbohidratos. Las grasas van a proporcionar energía y son más digeribles por lo que se generará menos producción de calor durante la alimentación. También el suplementar a las aves con aminoácidos, vitaminas, minerales, electrolitos y probióticos se convierte en una opción importante para amortiguar el impacto del estrés térmico en el organismo de los animales.

El desequilibrio ácido-base que causa el estrés por calor se puede recobrar mediante la suplementación de electrolitos en las aves afectadas. La administración de compuestos como el cloruro de sodio o cloruro de potasio en el agua de bebida van a ayudar a recuperar en el balance ácido-base, la presión osmótica y el balance hídrico. Asimismo, el agregarlos por esta vía va a mejorar el consumo de agua, lo cual aumenta la tolerancia al estrés térmico e incrementa el rendimiento de las aves.

Debido al estrés por calor también se produce una pérdida excesiva de minerales del cuerpo del ave, lo que se agudiza por la reducción del apetito. La disminución de la concentración de minerales en los tejidos del cuerpo afectaría el funcionamiento de varias enzimas y hormonas necesarias para combatir este tipo de estrés. Es por ello que, la suplementación de minerales es necesaria para aliviar algunos de sus efectos adversos con el fin de que las aves se recuperen completamente y se desempeñen eficientemente durante el estrés térmico.

Para controlar el efecto a nivel intestinal del estrés por calor, los probióticos son una gran alternativa. Estos son capaces de disminuir los efectos negativos del estrés al restaurar la salud intestinal, ya que mantienen el equilibrio de la microbiota y controlando el deterioro de las microvellosidades. Por ende, mejorará la absorción intestinal de nutrientes, así como sus parámetros productivos en las aves afectadas.

Asimismo, el estrés térmico provocará un aumento de la oxidación de aminoácidos por lo que las aves afectadas tendrán un mayor requisito de glicina. Esto es debido a que se produce una mayor síntesis de ácido úrico con el fin de eliminar el amoniaco del organismo que se genera por esta oxidación. En estas condiciones, la suplementación con glicina ayudará a disminuir los efectos negativos producidos por el estrés por calor, aumentar la altura de las vellosidades y el número de células caliciformes sin afectar la permeabilidad intestinal.

Conclusiones

La presentación de estrés por calor en las aves será inevitable con la presencia del Fenómeno del Niño y el aumento de la temperatura. Para poder controlarlo sus efectos negativos será fundamental considerar medidas preventivas tanto de manejo como nutricionales. La suplementación en el agua de bebida de micronutrientes y probióticos, pueden aliviar el efecto del estrés térmico, mantener los parámetros productivos de las aves y disminuir las pérdidas económicas.

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Autor: M.V. Lelia Sánchez Hidalgo- Jefe de Sanidad – Aves y Cerdos de Agrovet Market

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