Babesiosis bovina: Un peligro persistente

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Babesiosis bovina: Un peligro persistente

La babesiosis es una enfermedad de gran importancia económica y veterinaria causada por alveolatos apicomplexos y transmitida por garrapatas. Esta enfermedad puede afectar a muchas especies de vertebrados, desde animales silvestres hasta el ser humano dependiendo de la especie de Babesia que los afecte, pero su importancia económica se da en la producción ganadera (1).

Etiología

La babesiosis es causada por alveolatos apicomplexos del género Babesia. Son parásitos intracelulares que han desarrollado un ciclo de vida complejo donde las garrapatas cumplen el rol de hospederos definitivos y los vertebrados de hospederos intermediarios. La babesiosis bovina es causada principalmente por Babesia bovis y Babesia bigemina, aunque también se ha identificado a Babesia divergens como responsable de la babesiosis bovina en Europa (2).

Ciclo de vida

El ciclo de vida de la Babesia es complejo y consta de una fase sexual y asexual. La fase sexual ocurre en la garrapata como hospedero definitivo mientras que la fase asexual en los eritrocitos de los vertebrados como el ganado bovino que cumplen la función de hospedero intermediario. La fase sexual de B. bovis en la garrapata inicia cuando la garrapata ingiere los gametocitos del parásito al alimentarse de la sangre del bovino (3).

Estos gametocitos se diferencian en gametos masculino y femenino dentro del intestino de la garrapata y se fusionan para formar un cigoto. El cigoto se desarrolla en un oocineto y migra a las glándulas salivales de la garrapata como kineto, aunque también puede darse la transmisión transovárica dentro de la garrapata. Una vez en las glándulas salivales los kinetos se convierten en esporozoitos, los cuales son transmitidos por la garrapata al ganado cuando se alimenta de su sangre (3).

Los esporozoitos invaden los eritrocitos del hospedero intermediario donde se desarrollan a trofozoítos y se reproducen de forma asexual dividiéndose por fisión binaria y dando lugar a los merozoitos. Luego los merozoitos son liberados e invaden nuevos eritrocitos donde algunos se transforman en gametocitos masculinos y otros en femeninos. Los gametocitos formados son ingeridos por la garrapata al alimentarse de la sangre del bovino dando lugar a la fase sexual nuevamente y repitiendo el ciclo (3).

Ciclo biológico de Babesia bovis. Causante de la babesiosis bovina
Figura 1: Ciclo biológico de Babesia bovis: Fase sexual y asexual
Fuente: Santos et al., Exploring the landscape of Babesia bovis vaccines: progress, challenges, and opportunities (2023).

Epidemiología

El ganado bovino es el principal hospedero y reservorio de B. bovis, B. bigemina y B. divergens y no hay indicios de que la mayoría de las especies que afectan al ganado infecten al ser humano, aunque B. divergens puede causar enfermedad en algunas personas. B. bovis y B. bigemina se encuentran principalmente en regiones subtropicales y sus principales vectores son las garrapatas de la especie Rhipicephalus microplus y en algunas regiones Rhipicephalus annulatus, las cuales parasitan preferentemente al ganado bovino (3).

Los terneros poseen cierto nivel de inmunidad relacionado con factores inmunes innatos y la edad que permanece por 6 a 8 meses, mientras que el ganado adulto tiene mayor riesgo de desarrollar la enfermedad clínica. La babesiosis bovina puede desencadenar en una alta tasa de mortalidad, principalmente en razas susceptibles o individuos que no han sido expuestos previamente al patógeno. Sin embargo, ciertas razas de ganado Bos indicus nativas de regiones endémicas de Babesia pueden tener cierto grado de resistencia natural a la enfermedad, por lo que presentan signos clínicos más leves (3).

Fisiopatología

Los signos clínicos usualmente aparecen entre 2 a 3 semanas luego de la picadura de la garrapata infectada, aunque el periodo de incubación puede ser tan corto como 4 a 5 días en babesiosis por B. bigemina y 10 a 12 días para B. bovis (4).

Durante la infección aguda de la babesiosis bovina, especialmente en individuos inmunológicamente sensibles, el parásito se reproduce sin control, lo que conlleva a la destrucción de niveles importantes de eritrocitos y a una gran disminución del hematocrito. Como resultado se da una reducción de los niveles de oxígeno en los tejidos y órganos vitales que conlleva a la apnea y dificultad respiratoria, donde el cuerpo responde con una elevación de la temperatura corporal, dando lugar a cuadros de fiebre por encima de los 39ºC durante varios días (2).

En casos de infecciones por B. bigemina la hemólisis puede ser más marcada y la destrucción de eritrocitos en grandes cantidades puede traer como consecuencia icteririca y daño renal. Además, la sobreactividad del bazo debido al secuestro de los eritrocitos infectados puede desencadenar en la esplenomegalia. Una característica de las infecciones por B. bovis es el secuestro de eritrocitos parasitados en la microvasculatura del cerebro (2). Los animales que se recuperan de la primoinfección pueden permanecer como portadores persistentes sin signos clínicos de la enfermedad y servir de fuente de infección para otros animales susceptibles (5).

Signos clínicos

La fase clínica de la babesiosis bovina se caracteriza por la severa anemia hemolítica, la cual debilita en gran medida al ganado. Otros signos comunes son la fiebre, postración, aborto e infertilidad temporal y la hemoglobinuria, la cual suele estar presente en la enfermedad aguda. Además, el secuestro de eritrocitos en la microvasculatura del cerebro causa signos neurológicos e insuficiencia orgánica generalizada (6).

La combinación de estos signos puede llevar a la muerte rápida del animal durante la fase aguda de la babesiosis bovina, especialmente aquellos individuos que han sido expuestos por primera vez al patógeno (6).

Diagnóstico

El frotis sanguíneo es la forma más fácil de detectar parásitos en el torrente sanguíneo. Se puede realizar mediante la tinción Giemsa que permite la detección de los parásitos. Sin embargo, la sensibilidad de esta técnica es baja y se obtienen muchos falsos negativos. Además, solo permiten detectar eritrocitos infectados durante la fase aguda de la enfermedad (5).

Diferentes especies de Babesia han sido adaptadas para su continuo cultivo in vitro usando una suspensión de glóbulos rojos de un donante bovino y un medio de cultivo químicamente definido suplementado con un 40% de suero bovino adulto. Esta técnica no es muy usada para detectar ganado infectado persistente debido al tiempo que puede demorar el aislamiento y a la dificultad de desarrollar parásitos de Babesia (5).

El PCR también puede ser utilizado debido a su alta tasa de sensibilidad y especificidad analítica además de ser más rápido en comparación con el cultivo in vitro, y aunque el PCR no es capaz de diferenciar entre parásitos vivos o muertos permite diferenciar entre especies de B bovis y B. bigemina. Además, puede usarse para la detección de Babesia en garrapatas (5).

La técnica de inmunofluorescencia indirecta ha sido ampliamente usada debido a la alta sensibilidad de la microscopía de fluorescencia asociada a los métodos inmunológicos. Sin embargo, presenta el inconveniente de que puede haber reacción cruzada entre B. bovis y B. bigemina, dificultando en diagnóstico (5).

Debido a la anemia hemolítica que genera la babesiosis bovina, se considera en el diagnóstico diferencial a la anaplasmosis, leptospirosis, toxicidad por cobre y la hemoglobinuria bacilar. En caso de presentarse signos nerviosos puede incluirse a la rabia, poliencefalomalacia y envenenamiento por plomo (7).

Tratamiento

El dipropionato de imidocarb y el acetato de diminazeno son los fármacos más utilizados en el tratamiento de la babesiosis bovina. Sin embargo, dejan metabolitos residuales en la carne y leche y su uso continuo puede llevar a la resistencia (6). La aplicación de imidocarb puede ser subcutánea o intramuscular. No debe realizarse la aplicación por vía intravenosa debido a su toxicidad que puede llevar a la muerte del animal en pocos minutos (8).

El acetato de diminazeno es ampliamente usado como una droga contra tripanosomas, aunque también se ha empleado para el tratamiento de la babesiosis bovina. Es efectivo contra B. bigemina pero su efecto es menor contra B. bovis y B.divergens (8). Adicionalmente, el tratamiento contra la babesiosis debe ser complementado mediante la administración de hierro, dextrosa, complejo B y la reposición de fluidos, especialmente en casos agudos severos (6).

En los últimos años se han estado investigando otro tipo de drogas para combatir la babesiosis, entre las que se incluyen nimbolida, gedunina, enoxacina, luteolina, tetrafosfato de piridona, cloruro de nitidina, camptotecina, tulatromicina, trifularina, timoquinona, clofazimina y clorhidrato de doxorrubicina. A pesar de que han mostrado resultados prometedores, ninguna de estas drogas se utiliza en el campo como tratamientos disponibles para la babesiosis bovina (8).

Inmunidad

Los animales que se recuperan de la enfermedad clínica permanecen con infección persistente de B. bovis o B. bigemina con bajos niveles de parasitemia. Los animales pueden permanecer con infección persistente de B. bovis por toda la vida, mientras que los animales infectados con B. bigemina hasta por 22 meses. Durante este tiempo la transmisión de la enfermedad por garrapatas continua y los niveles de parasitemia pueden fluctuar (5).

Control y prevención

El control de la babesiosis bovina se realiza principalmente mediante el control de los vectores y la vacunación.

Control de vectores

El uso de antiparasitarios para el control de las garrapatas ha sido ampliamente empleado a lo largo de los años, aunque cada vez hay más poblaciones de garrapatas resistentes a los ectoparasiticidas. Los piretroides (cipermetrina, permetrina, deltametrina, alfa cipermetrina), amidinas (amitraz), fenilpirazoles (fipronil) y las lactonas macrocíclicas (abamectina, doramectina, eprinomectina, ivermectina y moxidectina) son los activos más usados para el tratamiento contra las garrapatas (6).

Vacunación

Las vacunas vivas basadas en parásitos atenuados son las más utilizadas en muchos países. Estas vacunas son el mejor método para el control de la babesiosis bovina aguda. Sin embargo, las vacunas vivas podrían dar lugar a la transmisión de cepas vacunales mediante las garrapatas, lo que puede generar una mayor diversidad antigénica entre las cepas de campo y afectar la estabilidad endémica. Para evitar este problema es necesario desarrollar vacunas vivas que carezcan de los genes necesarios para la reproducción sexual del parásito o desarrollar vacunas cuya formulación contenga parásitos muertos (6).

Babesiosis bovina en el Perú

Con respecto a Perú se han encontrado prevalencias de 21.23% de babesiosis bovina en el departamento de Tacna (9) y 24.24% en Madre de Dios (10). Mientras que en otras regiones como San Martín se han encontrado prevalencias más bajas de 6.56% (11). Sin embargo, estos datos indican la presencia de Babesia spp. en el país y el riesgo que supone en la producción ganadera por lo que el control de vectores cobra mayor importancia.

Conclusiones

La babesiosis bovina es una enfermedad parasitaria que afecta los eritrocitos del ganado, produciendo una anemia hemolítica que repercute en la producción. Además, su tratamiento puede implicar costos y efectos en los productos del ganado por lo que el tratamiento debe hacerse en los tiempos adecuados.

Es importante recordar que los animales recuperados pueden permanecer como portadores por largos periodos de tiempo. Por lo que se hace fundamental el control de los vectores con el fin de evitar que la enfermedad se establezca en los animales y se transmita a todo el ganado mediante estos.

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Referencias

  1. Malgwi SA, Ogunsakin RE, Oladepo AD, Adeleke MA, Okpeku M. A Forty-Year Analysis of the Literature on Babesia Infection (1982-2022): A Systematic Bibliometric Approach. Int J Environ Res Public Health. 2023; 20(12):6156. 
  2. Suarez CE, Alzan HF, Silva MG, Rathinasamy V, Poole WA, Cooke BM. Unravelling the cellular and molecular pathogenesis of bovine babesiosis: is the sky the limit? Int J Parasitol. 2019; 49(2):183-197.
  3. Santos JHM, Siddle HV, Raza A, Stanisic DI, Good MF, Tabor AE. Exploring the landscape of Babesia bovis vaccines: progress, challenges, and opportunities. Parasit Vectors. 2023; 10;16(1):274.
  4. Iowa State University. Bovine Babesiosis. The Center for Food Security and Public Health. 2018.
  5. Alvarez JA, Rojas C, Figueroa JV. Diagnostic Tools for the Identification of Babesia sp. in Persistently Infected Cattle. Pathogens. 2019; 8(3):143.
  6. Ozubek S, Bastos RG, Alzan HF, Inci A, Aktas M, Suarez CE. Bovine Babesiosis in Turkey: Impact, Current Gaps, and Opportunities for Intervention. Pathogens. 2020; 9(12):1041
  7. Underwood WJ, Blauwiekel R, Delano ML, Gillesby R, Mischler SA, Schoell A. Biology and Diseases of Ruminants (Sheep, Goats, and Cattle). Laboratory Animal Medicine. 2015:623–94. 
  8. Mosqueda J, Olvera-Ramirez A, Aguilar-Tipacamu G, Canto GJ. Current advances in detection and treatment of babesiosis. Curr Med Chem. 2012;19(10):1504-18.
  9. Jaillita D. Prevalencia de babesiosis bovina en los distritos de Candarave, Quilahuani y Cairani del departamento de Tacna. UNJBG. 2015.
  10. Ore A. Determinación de la prevalencia de babesiosis en bovinos de la raza brown swiss en el sector Castañal del distrito de Tambopata – Madre de Dios – 2019. UNAMD. 2022.
  11. Reátegui M, López A. Prevalencia de Babesiosis bovina en el distrito de Cuñumbuqui, Perú. REVZA. 2023; 3(2): e560.
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