Velar por el bienestar animal ha dejado de ser una propuesta ética y ha pasado a ser un área de optimización en la que cualquier empresa que trabaje con animales puede lograr mayores beneficios. Muy aparte del premium que el consumidor final esté dispuesto a pagar o la apertura de mercados gracias a la mejora en la percepción general de sus prácticas, hoy contamos con las herramientas para identificar las áreas de mayor impacto sobre el bienestar animal y la rentabilidad de nuestros negocios.
Acompáñenos en esta entrada para conocer cómo mejorar tu rentabilidad a través del bienestar animal.
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Economía del bienestar animal
La economía del bienestar animal es un asunto relevante y a su vez desafiante. Las mejoras en el bienestar animal de los animales de granja tienen un costo in-situ y en el resto de eslabones de la cadena (ejm. transporte, beneficio) (Grethe 2017). Ante esto podríamos preguntarnos ¿Cómo cubrir esos costos en una economía de libre mercado? Si en ella los precios internos están determinados por los precios internacionales y el traspaso de los aumentos en el costo de producción hacia el consumidor no es una posibilidad directa.
En primera instancia debemos considerar que el nivel de input que maximiza la producción no es necesariamente el mismo que maximiza la ganancia. No se trata de si debemos sacrificar producción para lograr niveles más altos de bienestar animal, si no de cuanto debemos invertir en bienestar animal para lograr un mayor retorno (Lusk 2011).
En ese sentido, un buen consejo es apegarnos al axioma de la performance de Curtis antes de implementar una medida que pueda disminuir el bienestar: “La reducción en uno o más rasgos en la producción es un indicador temprano, sensible y objetivo de que el bienestar animal se ha visto reducido.” (Curtis 2007).
Costos asociados a la mejora del bienestar animal
La magnitud de los costos para mejorar el bienestar animal depende de varios factores entre ellos el sistema de producción, la tecnología disponible y la diferencia entre el standard de referencia y el standard deseado.
Estudios conducidos por diferentes autores alrededor del mundo han buscado cuantificar estos costos (ejm: Harvey et al. 2013 para la avicultura, crianza de cerdos, y vacas lecheras en diferentes países de la UE; Sumner et al. 2010 para gallinas de postura en USA, etc) sin embargo sus datos deben ser tomados con cuidado al ser muy específicos en cuanto a su contexto y que sus estimaciones involucran un alto nivel de incertidumbre.
A pesar de esto, podemos rescatar que, por lo general, los costos de producción pueden superar hasta en un 40% para las granjas que priorizan el bienestar animal. Esto no significa que debamos maximizar el bienestar animal en detrimento de la competitividad de la empresa, si no más bien tomarlo como una forma de limitar racionalmente la inversión en este aspecto.
La critica siempre estará presente, ya sea por la demanda de cambios incrementales o un completo rechazo al uso de animales. Agunas perspectivas (ejm. Winter et al., 1998) proponen que las granjas más grandes y especializadas podían resultar en menores niveles de bienestar animal aún cuando la evidencia empírica no los apoye. Tal como se demuestra en los trabajos de Coignard et al., 2013 y Spiller et al., 2015, donde se determinó que no existe asociación entre el bienestar animal y el tamaño de las granjas.
De manera similar, los términos que sugieren una producción industrial masiva pueden parecer en contraste con los intereses del bienestar animal (ejm. mecanización, tecnología, alta intensidad de capital, etc.) sin embargo algunos de estos aspectos pueden ser realmente positivos. Por ejemplo: las tecnologías para la ganadería de precisión como el análisis de imágenes y sonidos en tiempo real que tienen gran potencial para monitorizar el bienestar e intervenir en el momento apropiado (registro de utilización del espacio y detección de cojeras) (Berckmans 2014).
En resumen, una granja con un gran volumen de producción (o que aspire a tenerlo) puede alcanzar niveles de bienestar animal de calidad si tiene los incentivos para lograrlo. Llevándonos de nuevo al punto central: ¿Hasta qué punto hacerlo?
¿Cómo mejorar el bienestar animal de manera rentable?
Antes de entrar a técnicas de enriquecimiento ambiental, telemetría y ganadería de precisión debemos comenzar con los aspectos fundamentales para el animal descritos en sus 5 libertades:
Cinco libertades del bienestar animal
Iniciamos con este concepto por su inmutabilidad cultural, son premisas aceptadas universalmente y que rigen como los estándares mínimos para buscar el bienestar animal.
Libre de hambre, sed y desnutrición
Ningún animal en condiciones de hambre, sed o desnutrición será capaz de expresar su potencial genético para la producción, aquí entra a tallar la suplementación racional.
En breve debemos solucionar los niveles subóptimos de la nutrición identificando micronutrientes en deficiencia o en valores marginales para:
- Mantener animales sanos.
- Lograr el mejor beneficio.
La sobrealimentación o sobre suplementación también debe ser considerada ya que no solo generará mayor desperdicios y menor aprovechamiento si no que predispone a los animales a problemas metabólicos. Un claro ejemplo es el manejo de la vaca seca donde animales que engorden o bajen mucho de peso estarán predispuestos a serios problemas metabolicos.
Libre de temor y de angustia
Reduciendo sonidos molestos, gritos, movimientos bruscos u otras prácticas que puedan alterar a los animales. La utilización de parlantes reproduciendo ciertos tipos de música (en especial la clásica) puede ser de utilidad en este aspecto, aunque hay que considerar que, en el ganado bovino, ruidos de más de 80 decibeles pueden incrementar el ritmo cardiaco, reducir el consumo de alimento y generar ansiedad (Solan 2009, Kemp 2019).
Nuestras medidas deben cumplir su objetivo sin crear otro potencial problema, toda implementación que apunte a ser una forma de enriquecimiento ambiental debe estar debidamente sustentada.
Libre de molestias físicas y térmicas
Asegurando un ambiente apropiado para la especie que se está criando y eliminando toda fuente materialmente nociva para ellas.
Con respecto al estrés térmico, el frío puede alterar la expresión de citoquinas, influenciando en la predisposición a enfermedades (Arias et al., 2016) y el calor disminuir el consumo total de alimento además de tener efectos deletéreos sobre la reproducción hasta 3 ciclos estrales después eliminado el estrés (Roth et al., 2001).
Libre de dolor, de lesión y de enfermedad
Condiciones como estas son incompatibles con la producción, la detección temprana y prevención son fundamentales para lograrlo. En los casos que se requiera un tratamiento, se debe apuntar a recuperar rápidamente la integridad del animal para justificar su permanencia en el centro de producción.
En el transporte, se debe permitir a los animales cierta libertad de movimiento no mover animales en estado avanzado de gestación y no permitir que se lesionen durante este periodo. Las perdidas por lesiones durante el transporte son prevenibles y las ventajas sobre la calidad de la canal superiores y disminución de otros peligros sobrepasan la necesidad de sobrecargar un vehículo.
Recomendamos las formulas de como las de Randall: A = 0.029 × W0,58 o Buchenauer A = 0.025 × W0,67 para viajes de menos de 4 horas. O el de la normativa Europea que considera 0.2 a 0.3m2 / 26 -55 kg peso vivo. (Randall, 1993; Tarrant, 1990; Unal, Teke, y Ozbeyaz, 2008).
Libre de manifestar un comportamiento natural
Asegurando condiciones que eviten el sufrimiento mental y bajo instalaciones que no bloqueen sus conductas habituales. Tenemos que estar atentos a la aparición de estereotipas, comportamientos repetitivos sin motivos que pueden indicarnos una mala adecuación al ambiente.
Un caso destacable es el de los cuyes, que muchas veces se les cataloga como animales tigmotrópicos. Es decir, que prefieren estar en contacto con las superficies y por eso su patrón de utilización del espacio en las pozas de crianza se concentra en las periferias.
Esta suposición no contempla que en presencia de sombras y escondites la utilización del espacio se dispersa, por lo que el estimulo para unirse a las paredes fue en realidad una respuesta ansiolítica ya documentada en roedores. Ante esto Robalino en el 2012 detectó diferencias significativas entre la conversión alimenticia de cuyes criados con diferentes porcentajes de luminosidad, un cambio que no implica mayor inversión.
En bovinos, la utilización del espacio y evaluación del presupuesto del tiempo (mediante etogramas) son excelentes indicadores para verificar problemas del bienestar y en especial para comprobar que el ambiente tiene las condiciones suficientes para que se comporten con normalidad.
Densidad de cria
DeVries et al., 2016 creó una herramienta para identificar la densidad de cría más rentable para vacas lecheras en free stalls y ahora, a través de su ecuación, se acepta que no deben haber más de un 120% de vacas que stalls en una instalación para maximizar el beneficio.
Así como este existen muchos otros estudios que podemos utilizar para iniciar una crianza más humana sin dejar de lado nuestros intereses como especie. Eso sí, consideremos las interrelaciones de fenomenos complejos antes de aplicar recomendaciones externas o modelar sus propias curvas. Los modelos matematicos son un buen inicio pero dejan escapar la emergencia de situaciones cualitativamente distintas a las que podrían identificarse en simulaciones de eventos discretos o basadas en agentes.
Enriquecimiento ambiental
Otra herramienta muy poderosa y capaz de lograr grandes resultados. Escapa del alcance de esta entrada ejemplificar otras formas de mejorar el ambiente de los animales, pero invitamos a todos los interesados en escribirnos en los comentarios sobre cuáles son los métodos de enriquecimiento ambiental en los que más les gustaría ahondar. Nos encantaría conocer su opinión y extender la explicación en una siguiente entrada.
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Referencias
- Grethe, H. (2017). The Economics of Farm Animal Welfare. Annual Review of Resource Economics, 9(1), 75–94. doi:10.1146/annurev-resource-100516-053419
- Webster AJF. 1982. The economics of farm animal welfare. Int. J. Study Anim. Probl. 3(4):301–6
- Curtis, S. E. (2007). Performance Indicates Animal State of Being: A Cinderella Axiom?. The Professional Animal Scientist, 23(6), 573–583. doi:10.15232/s1080-7446(15)31027-5
- Lusk, J. L., & Norwood, F. B. (2011). Animal Welfare Economics. Applied Economic Perspectives and Policy, 33(4), 463–483.
- Kemp, A. The Effects of Music on Dairy Production. Murray State University Honors College: Murray, KY, USA, 2019. Disponible en: https://digitalcommons.murraystate.edu/honorstheses/41
- Solan, M.; Józwik, M. Wpływ mikroklimatu oraz systemu utrzymania na dobrostan krów mlecznych. Wiadomo´sci Zootech. 2009, 1, 25–29.